Muchas asociaciones felinas recomiendan en sus estatutos [1]
esperar al tercer mes de edad antes de separar a los gatitos de su madre y
dejar que se vayan a su nuevo hogar. De hecho, la mayoría de los criadores
respetan este plazo. Sin embargo, esta espera puede resultar larga y, a veces,
frustrante para el futuro propietario. ¿por qué, os preguntareis entonces,
esperar a que el gatito tenga tres meses para dejar que se vaya? Las razones
responden a distintas cuestiones.
Lo primero que tenéis que entender es que el cambio de hogar supone una situación estresante para el gatito. Se le separa de su familia y de todo lo que ha conocido hasta entonces para enfrentarle a una situación totalmente nueva, un lugar que no conoce y personas que le son extrañas. Es nuestra responsabilidad como criadores que el gatito esté lo mejor preparado posible para ello, además de nuestro deseo como sus primeros cuidadores evitarles cualquier mala experiencia.
La principal causa por la que es recomendable esperar son
los motivos de salud. Inicialmente, los gatitos reciben sus anticuerpos a
través de la leche materna. Entre las semanas 8 y 12, coincidiendo con el
destete, empiezan a desarrollar su propio sistema inmune. A esa edad es cuando
reciben las dos primeras dosis de la vacuna trivalente (obligatoria según la
mayoría de asociaciones felinas) que incluye la rinotraqueitis, el calcivirus y
la panleucopemia, además de la leucemia según decida el criador. Una
situación de stress, como puede ser la separación de su familia y entorno
conocido, sumados al posible viaje hasta su nuevo hogar, puede provocar una
mala reacción a la segunda dosis de la vacuna. Es, por ello, importante esperar a
que el gatito tenga una respuesta inmunológica correcta para permitirle irse con
su nueva familia, además de responder a unos criterios de cría responsable y
permitir al criador ofrecer las garantías sanitarias habituales con total
tranquilidad. Si, además, los gatitos se entregan esterilizados, debe ajustarse el calendario de vacunas para dejar que el gatito se recupere de la operación.
El sistema inmune del gatito, que inicialmente depende de los anticuerpos transmitidos durante la lactancia, debe desarrollarse a partir de las vacunas. |
Además, aunque el destete "nutricional" comienza a partir de la 8 semana (su
aparato digestivo no estará totalmente preparado para digerir alimento sólido
hasta esa edad)
los gatitos siguen mamando, aunque con menos frecuencia, por puro placer. El proceso de destete no sólo prepara gradualmente al aparato
digestivo, sino al propio gatito, que aprende a asumir la frustración cuando su
madre, poco a poco, empieza a negarle el acceso a la leche.
El sistema digestivo del gatito debe adaptarse al cambio de alimentación. |
En segundo lugar, también existen motivos de salud
psicológica. Hasta el tercer mes, el gatito no es suficientemente maduro mental
ni emocionalmente para aceptar correctamente la separación de su madre y
hermanos. Una separación temprana puede desembocar en desarreglos del
comportamiento, como problemas para usar correctamente el arenero, falta de
apetito, succionar ropa, ansiedad o incluso agresividad. Este último punto es
muy importante, pues es durante el juego con sus hermanos y hermanas cuando el
gatito desarrolla la capacidad para diferenciar los mordiscos dolorosos de los
marcajes “inofensivos” y controlados con los dientes, adquiriendo una conducta
de juego adecuada, que luego le permitirá convivir correctamente con las
personas. Un gatito separado demasiado pronto de su madre será un gatito
inseguro y que buscará un sustituto materno en su dueño humano. Esta conducta,
que puede parecernos muy tierna e incluso deseable, en realidad es
psicológicamente negativa para el gatito, que nunca llegará a desarrollar una
personalidad completa y adulta. Tengamos en cuenta que, generalmente, no
pasamos todo el día en casa y no podemos reemplazar la labor que ejerce una
madre ni tener la misma dedicación. Sin intervención humana, los gatitos suelen
permanecer junto a su madre, aprendiendo, hasta el cuarto mes o incluso más[2]. También
debemos considerar que el gatito tiene que ser capaz de inter-actuar
correctamente con otros gatos, interpretando su lenguaje corporal, para aprender a comunicarse. Nosotros, como humanos, no podemos enseñarle ese lenguaje, lo que puede provocar problemas en
un futuro, sobre todo si el gatito va a convivir con otros miembros de su
especie. Por mucho que nos parezca adorable que nos tome por su madre, es mejor
un gato adulto y mentalmente sano, que también será capaz de establecer una
relación muy estrecha con sus dueños (más aún tratándose, en este caso, del
Ragdoll, una raza especialmente cariñosa y fiel) y sin los problemas de
hiper-dependencia que desembocan en ansiedad por separación, inseguridad,
marcajes, atusamiento excesivo…
La separación prematura puede degenerar en gatos inseguros, miedosos e incluso agresivos. |
Si os interesa el tema, aquí tenéis un buen artículo (en
inglés) un poco más desarrollado:
O este otro sobre el desarrollo del gatito y problemas
comportamentales reales derivados de una separación temprana.
[1] TICA code of ethics; AER código ético; WCF Placement of kittens; ASFE art. 2.3.3
[2] “Todo sobre la psicología del gato” Joël
Dehasse, pág. 359.